No es de extrañar que las Cataratas del Iguazú se encuentran entre una de las siete maravillas naturales del mundo. Declarada “Patrimonio de la Humanidad” por la Unesco en 1984, esta imponente belleza de la naturaleza cuenta con 275 saltos de agua.
Tuve la posibilidad de realizar dos veces esta gran experiencia, y aunque el tiempo no acompañó porque llovió en varios momentos del viaje, sin dudas repetiría porque no logró empañar el encanto del lugar. Haciendo un análisis de mi suerte con el clima y luego de investigar, hay que tener en cuenta que entre los meses de septiembre y febrero es época de lluvias. De todas maneras, por tratarse de un clima subtropical muchas de ellas son breves y luego vuelve a salir el sol.
Voy a detenerme en el segundo y último viaje, que fue el que realicé con mi marido, ya que es el que más fresco está en mi memoria.
Nos hospedamos en un hotel que se encuentra en el corazón de la selva misionera, por lo que en los momentos fuera del Parque disfrutamos de largas caminatas por la zona, llegando a perdernos incluso por las calles de Puerto Iguazú.
Al día siguiente de nuestra llegada nos dirigimos temprano al Parque Nacional. El camino hasta allí me resultó muy pintoresco, por sus calles con tierra roja en sus laterales y la vegetación que nos rodeaba.
Las entradas generales las compramos por internet ya que hoy en día solo se adquieren de manera anticipada.
Aquel primer día no pudimos hacer el paseo en lancha bajo las cataratas ya que el caudal del río estaba bajo, aprovechamos entonces a recorrer los distintos senderos que el parque te ofrece. Lo hicimos sin guía para ir caminando a nuestro ritmo, aunque siempre resulta más interesante hacerlo con uno para conocer la historia y los datos del lugar.
El traslado por el Parque puede hacerse a pie o mediante el tren ecológico con vagones abiertos que brinda un recorrido por la selva a menos de 20 kms. por hora, con paisajes verdaderamente increíbles. Comienza en la Estación Cataratas y hace el recorrido hacia la Garganta del Diablo y al circuito de pasarelas Superior e Inferior. Durante la espera en la estación es muy probable que te encuentres con coatíes, que muy confianzudos hasta invasivos, se acercan curiosos en búsqueda de comida.
El Sendero Superior y el Inferior te ofrecen distintos puntos de vista de las Cataratas, con ángulos bien diferenciados, por supuesto. Debo decir que el que más me gustó fue el Paseo Inferior por sus cascadas secundarias y paisajes.
Luego está, claro, el circuito a la Garganta del Diablo, la estrella del Parque, con sus 80 metros de altura y su caudal abundante. El ruido que genera tal volumen de agua cayendo se puede escuchar a medida que uno se va acercando a ella por el sendero. Es un espectáculo que te deja sin palabras. Imperdible para todas las edades. La bruma que desprende tal fuerza logra por momentos mojarte, pero es imposible resistirse a tal espectáculo. Por este motivo, como también si fueran a realizar el paseo en lancha, es que recomiendo estar preparado para mojarse y traer además ropa liviana y zapatos cómodos.
Con la excusa de no haber podido realizar el paseo en lancha el primer día es que volvimos por segundo día consecutivo al Parque. Antes de continuar debo decir que presentando el ticket de entrada del día anterior nos realizaron un 50% de descuento en la compra de la entrada para el segundo día.
La experiencia en lancha nos resultó de lo más entretenida, no está incluida en el valor de la entrada general, pero es uno de los obligados para realizar en el parque si sos mayor de 12 años. Llevamos pilotos para proteger nuestra ropa del agua cuando nos acercábamos a los saltos y ahí nos entregaron unas bolsas para meter el resto de nuestras pertenencias.
También conocí por primera vez el Sendero Macuco, es una caminata por la selva más salvaje, sin senderos, y se realiza obligatoriamente con un guía. Es un lindo paseo para conocer más sobre la vegetación del lugar y con algo de suerte encontrarte con animales en su hábitat. Como se realiza en aproximadamente 3 horas y media se debe disponer de tiempo, motivo por el que no todos deciden realizarla, además de tener cierta complicación para las personas con dificultad en la movilidad. Al final del recorrido se accede al Salto Arrechea, a través de una escalera con baranda. No hay que olvidar llevar repelente de insectos!
Si estás interesado en hacer una caminata más breve, el Sendero Verde es una buena opción ya que el mismo se realiza en aproximadamente media hora y no presenta ninguna complejidad.
En nuestro último día, nos dirigimos al lado brasilero para conocer la vista de las Cataratas del Iguazú con una panorámica mucho más amplia. En conclusión, las Cataratas son asombrosas cualquiera sea su ángulo.
Existen otros atractivos y recomendados que ofrece Iguazú como el parque Jungle Fly con juegos como la tirolesa y puentes colgantes, el Ice Bar y, más alejado, las Ruinas de San Ignacio Miní, una misión jesuítica a principios del siglo XVII, entre otros. Lamentablemente no nos alcanzaron los días para conocer ya que mucho de nuestro tiempo estuvo absorbido por las Cataratas y su imponente espectáculo.