Oxford y Cambridge
Sin lugar a dudas son unas de las ciudades universitarias más prestigiosas del mundo, y por años han estado compitiendo entre ellas para obtener el título del centro académico por excelencia en aquella región.
Ambas cuentan con un ambiente juvenil muy agradable, por lo que es una excelente idea pasear por sus alrededores y empaparse de esa energía. En Oxford es imprescindible visitar también su centro histórico repleto de edificios construidos en piedra, así como la Biblioteca Bodleiana, una de las más antiguas en Europa, con una arquitectura espectacular que recuerda a la Edad Media.
Cambridge, por su parte, aunque posee un menor tamaño que Oxford, tampoco es solo la sede de la Universidad. Posee otros entretenimientos turísticos como el Museo Fitzwilliam, la capilla del King’s College, el Puente de los Suspiros o subir a la cima de la torre de la Iglesia Great St. Mary’s para obtener unas vistas magníficas de la ciudad.
Castillo de Windsor
El Castillo de Windsor es uno de los tantos castillos que se pueden conocer en una visita a Inglaterra, siendo el más célebre y concurrido de ese listado. Como su nombre lo indica, se encuentra en el pueblo de Windsor, un sitio de lo más pintoresco para caminar y descubrir rincones.
Este castillo es la residencia de verano de la familia Real Británica desde hace más de 1.000 años y vale la pena conocer parte de su historia, y deslumbrarse con el trabajo detallado de su interior y con sus impresionantes jardines. Y dependiendo del horario de visita se podrá ver también la ceremonia del cambio de guardia, tal como sucede en el Palacio de Buckingham.
Hay otros castillos que se pueden visitar si se dispone de más tiempo en el itinerario. Uno de ellos es el castillo de Warwick, que resulta un plan familiar único al contar con varias actividades para todas las edades; Alnwick, famoso por aparecer en películas como Robin Hood o Harry Potter; Lindisfarne, que tiene la particularidad de encontrarse en una isla a la que se puede acceder a pie con la marea baja, y Tintagel, donde habría nacido ni más ni menos que el Rey Arturo.
York
La capital del condado de Yorkshire es una de las ciudades más mágicas que se deben incluir en la ruta por Inglaterra, al ser dueña de un patrimonio histórico de una gran riqueza. Por ella han transitado vikingos, normandos y romanos, aunque lo que actualmente se puede observar son principalmente las construcciones correspondientes a la época medieval.
York cuenta con un casco histórico en muy buen estado de conservación, con la imponente catedral gótica o York Minster, una de las más grandes de Europa. También se pueden ver una numerosa cantidad de residencias típicas del siglo XIV, con su singular fachada con entramado de madera, sobre la calle adoquinada The Shambles.
Organizar un paseo por la muralla medieval, por el castillo de origen normando, por la abadía de St. Mary, o por algunos de sus museos como el Museo de Ferrocarriles de York, el más grande del país y con una amplia colección de ejemplares, son otras alternativas turísticas que ofrece esta ciudad de ensueño.
Acantilados de Dover
Una de las maravillas naturales más impresionantes que posee este país es la de los acantilados de Dover. Si bien hay varios acantilados en Inglaterra, como el de “Las Siete Hermanas”, este en particular es muy emblemático para sus ciudadanos ya que fue un gran escudo contra invasores, y es uno de los últimos espectáculos naturales que pueden apreciarse al alejarse de tierra firme hacia el interior del mar.
Esta excepcional geología alcanza una altura de más de 100 mts. y se caracteriza por un brillante color blanco producto del carbonato de calcio, que contrasta a la perfección con el azul del agua y el verde de la vegetación sobre su superficie.
Esta es una de las excursiones que más se organizan desde Londres, no solo para disfrutar de la belleza de la naturaleza, sino también para acercarse a su historia paseando por el increíble castillo medieval y por una escalera en espiral muy particular, denominada el Gran Eje.
Brighton
Elegir Brighton como destino es una gran oportunidad para desconectarse de la bulliciosa Londres, que se encuentra a tan solo una hora, y tomarse unos días de descanso para disfrutar de su clima alternativo y de sus playas.
Entre los mayores atractivos de esta ciudad costera del sur de Inglaterra, además de sus playas de casi 10 kms. de longitud, se encuentra el encantador muelle de Brighton, el emblema de la ciudad, que posee un parque de atracciones para continuar con el entretenimiento.
Perderse por alguna de sus calles conocidas como The Lanes es otro gran plan, para ir deambulando por los distintos bares, restaurantes y tiendas de variados rubros, con gran música y un ambiente vibrante y distendido. Por último, el Royal Pavillion, un peculiar palacio real de estilo indio, que recuerda al Taj Mahal, es otra de las experiencias inolvidables para hacer, no solo para contemplar su exterior, sino también su interior con decoración de influencia oriental.