El Tíbet es un destino que desborda espiritualidad, recibiendo cada vez más turistas que se ven atraídos por su rica cultura milenaria, y unos paisajes de ensueño con sus montañas de picos nevados. El Tíbet es una región que se encuentra colmada de antiguos templos sagrados y pueblos de gran encanto en un enclave privilegiado.
Palacio Potala
Este palacio de dimensiones monumentales, ubicado en la ciudad de Lhasa, la capital del Tíbet, es una construcción ícono de dicha cultura, y previamente a la invasión china ha sido el lugar de residencia del propio Dalai Lama.
La majestuosidad de su arquitectura le ha valido el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se divide claramente en dos sectores: el blanco y el rojo, cumpliendo cada uno con distintas funciones. El área blanca simboliza la espiritualidad, y por tal motivo, allí se encuentran los templos y capillas más importantes, mientras que el área roja refiere a la política y es ahí donde se realizan las actividades administrativas y protocolares.
Sin lugar a dudas, el Palacio Potala es una de las obras que deben figurar entre los imprescindibles por visitar durante la estadía en el Tíbet, no solo para admirar su gran belleza, sino para pasear por su interior y conocer más de cerca su historia y a todas las riquezas históricas que conserva dentro.
Templo de Jokhang
Este templo es uno de los más emblemáticos del Tíbet y, al igual que el Palacio Potala, está situado en la ciudad de Lhasa y fue declarado Patrimonio de la Humanidad. A él llegan a diario un gran número de feligreses a realizar sus oraciones, y también turistas que desean acercarse a este centro espiritual budista para poder ver el peregrinaje de los fieles que con seguridad no te dejará indiferente.
Además, desde su construcción en el siglo VII a la fecha el templo ha ido sufriendo modificaciones y ampliaciones logrando que hoy sea un complejo de gran atractivo, contando también con tesoros del budismo de gran valor, como la estatua de Buda más antigua del Tíbet.
Lago Namtso
La visita al Lago Namtso es una de las favoritas en la región, es que verdaderamente impacta lo maravillosa que es la naturaleza, con un lago natural que va cambiando de un color azul profundo a un verde esmeralda, según la hora del día, y custodiado por montañas cubiertas con nieve eterna que aseguran una muy grata vista durante el paseo.
Este lago se encuentra a casi 5.000 mts. sobre el nivel del mar, y es el más grande del Tíbet y el más alto a nivel mundial. Además, debemos sumar a su descripción que es uno de los tres lagos sagrados para los tibetanos. Posee varias alternativas para realizar senderismo y disfrutar del paisaje, pero, por sobre todo, se recomienda subir hasta el mirador y bordear la kora sagrada del lago para vivir una experiencia inolvidable.
Monasterio de Sakya
Sakya es un pequeño pueblo, atípico al resto por su arquitectura, con casas pintadas de un color gris intenso y con rayas rojas y blancas en la parte superior, que se encuentra en el camino hacia el imponente Monte Everest.
Su principal destino es el Monasterio fundado hace 800 años, fundamentalmente conocido por su ostentoso interior. Los thankas, es decir tapices, son una verdadera obra de arte por el trabajo en su elaboración, y posee además una biblioteca que aún hoy conserva su estelaridad, donde en el año 2003 se descubrieron más de 84.000 rollos de escrituras budistas. Ingresar al salón donde se encuentra semejante hallazgo es toda una experiencia.
Gyantse
A Gyantse acuden gran cantidad de turistas principalmente por su especial chorten llamado Kumbum. Se lo considera el más alto de todo el Tíbet, y su particularidad además de su altura, es su diseño, con 9 niveles construidos, algunos de forma rectangular y otros de forma circular. Cada uno de sus pisos pueden ser visitados, y en cada interior hay una capilla, repleta de murales con mucho detalle y esculturas de Buda por doquier.
Es recomendable llegar hasta el noveno piso para disfrutar de unas vistas magníficas de la fortaleza Gyantse, en la cima de una de las áridas montañas, y de la muralla rojiza que contrasta con las casas blancas pintorescas de la ciudad.
No se debe abandonar entonces Gyantse sin conocer su fuerte, uno de los mejor conservados del Tíbet, y sin haber caminado por las calles de su antiguo barrio para descubrir su casco histórico y el Monasterio Pelkor Chode.
Campamento Base del Everest
Tener la oportunidad de acercarse a la montaña más alta del mundo es una actividad que se debe incluir en el listado de obligados sin excepciones. Es un espectáculo que te dejará sin palabras, aunque solo se pueda llegar a unos 8 kms. de su base, que es lo permitido para el turismo en general, siendo en adelante territorio solo para los expertos aventureros.
El campamento base se alza a 5300 mts. y es el sitio perfecto para deslumbrarse ante la silueta del impresionante Everest, si es que el clima lo permite y el cielo se encuentra despejado. Es una foto que todo turista desea lograr, para llevarse el recuerdo de ese lugar mágico y fascinante.