Pascua: El misterio de los Moai

Había escuchado nombrar a la Isla de Pascua infinidad de veces, pero fue viviendo en Chile que supimos que forma parte de ella, desde 1888, cuando el marino Policarpo Toro tomó posesión y la anexó al territorio chileno. Y fue viviendo justamente en Santiago de Chile donde surgió la posibilidad de conocerla, ya que había una promoción para los residentes realmente interesante. Armamos entonces las valijas con lo necesario y hacia allí fuimos.

Ubicada en el Pacífico Sur a más de 3.200 kms. de la costa del Caribe chileno, su superficie total es apenas mayor a 160 kms. cuadrados. Su capital es Hanga Roa, donde viven la mayoría de sus habitantes, aunque la isla cuenta con 10.000 residentes aproximadamente. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1995.

Luego de casi seis horas de viaje desde Santiago de Chile llegamos a la Isla de Rapa Nui, así es como se la conoce en su lengua nativa, y su significado es isla grande. Arribamos a un pequeño aeropuerto, donde al bajar del avión nos recibieron colocando un collar de flores en el cuello a cada uno. 

Nuestro hotel estaba rodeado de naturaleza selvática, sin demasiado lujo, pero muy pintoresco y con guiños de la cultura del lugar en todos los ambientes. Al ser fanáticos de la gastronomía con productos del mar nos dimos todos los gustos en este viaje ya que es su comida típica.

La isla es maravillosa por su cultura, su historia y por la naturaleza que la rodea entre volcanes, acantilados y playas. Los misteriosos Moai dispersos en varios lugares de la isla te remontan a épocas ancestrales. 

Los Moai son grandes esculturas de figuras humanas realizadas en roca volcánica. De más de 1.500 años de antigüedad, se cree que tan solo son cabezas de gran tamaño, pero la realidad es que 2 o 3 metros bajo tierra se esconden sus cuerpos.

La isla solo tiene dos playas, una de ellas es la de Anakena. Su arena es del tipo volcánica y sus aguas de temperatura perfecta, con un color turquesa impresionante, como no había visto antes. En nuestros 4 días en la isla planteamos nuestros días de tal manera que el paseo cultural fuera por la mañana y por la tarde pudiéramos venir a esta playa. Debo aclarar que viajé cursando un embarazo y con mi marido y mi hijo de 3 años por lo que la idea de estar relajados también en la playa resultaba tentadora.

Los paseos obligados son Ahu Tongariki, en el que podrás encontrar una hilera de cerca de 15 Moais de tamaño completo. Es el monumento megalítico más importante de toda la Polinesia. La sensación que se respira frente a este centro ceremonial es indescriptible, la paz y tranquilidad que te transmiten te envuelven. Se recomienda hacer este paseo en el amanecer ya que el sol comienza a salir por detrás de estas figuras. Su entorno es mágico también, con el mar detrás y el volcán al frente.

Otro de los lugares imperdibles si estás en la isla es la cantera Rano Raraku. En la ladera del volcán extinto podrás encontrar muchos de los Moai dispersos por el camino, ya que se supone que de allí se extrajo la piedra con la que fueron realizados. Es el lugar donde mayor número de esculturas podrás encontrar. El espectáculo de ver estos gigantes, algunos a medio hacer, y el contraste con el verde de la montaña hacen de este lugar único verdaderamente. Se debe llevar calzado cómodo ya que el paseo va serpenteando por la ladera y tiene momentos algo empinados. 

Otro sitio de interés es la aldea ceremonial de Orongo, que está situada al borde del cráter del volcán Rano Kau. Fue construida en honor al Dios Make Make y una vez al año se realizaba la competencia del hombre pájaro en la que participaban todas las tribus de esta isla. Hoy en día es un yacimiento arqueológico muy importante. Más allá de que existen carteles en el centro de visitantes con la historia del lugar, se recomienda ir con un guía turístico ya que además de brindar espectaculares vistas por estar en la cima del volcán, la información que uno puede llevarse te acerca más a la cultura Rapa Nui. 

Por último, se encuentra Ana Kakenga, la cueva de las dos ventanas, una de las más visitadas también. Su origen se debió a la salida del flujo de lava hacia el mar. El ingreso se encuentra al ras del suelo y no está correctamente señalizado, por lo que puede pasar desapercibido. Hacer este paseo con niños es posible. Al principio su recorrido es algo estrecho, no apto para claustrofóbicos, y también algo oscuro, por lo que una linterna para esta primera etapa es recomendable. Luego se llega a un amplio sector con luz natural que se divide en dos caminos, que terminan en estos dos grandes ventanales. Este paseo nos ofrece vistas increíbles de la isla por lo que es una experiencia para disfrutar.

El viaje a la Isla de Pascua es un paseo inolvidable que nos remonta a una cultura atrapante con sus enigmáticas figuras y paisajes imponentes.