Cinque Terre: uno de los tesoros de Italia

Esta es una de las excursiones obligatorias durante el viaje por Italia, ya que reúne a cinco de los pueblos más encantadores del país. Cada uno de ellos será inspiración para sacar una foto detrás de otra, en el anhelo por conservar en la memoria semejantes paisajes.

Es un recorrido que se puede realizar en tan solo un día, siguiendo uno de los senderos que comunican los pueblos de Riomaggiore, Manarola, Vernazza, Corniglia y Monterosso al Mare. Todos con sus casas de color, en contraste con las montañas sobre las que descansan y el mar (excepto Corniglia). Conozcamos más sobre esta zona que seguramente causará fascinación.

Riomaggiore

Es muy probable que la mayoría de los turistas estén de acuerdo que Riomaggiore es el pueblo más pintoresco de Cinque Terre. Y es que su ubicación en una escarpada montaña, con un conjunto de casas de gran colorido que llegan hasta un pequeño puerto pesquero convierten a este pueblo en un idílico destino.

Lo más recomendable es perderse por sus calles empinadas y conocer algunos de sus edificios más interesantes como la Iglesia de San Giovanni Battista, su construcción más famosa; el antiguo castillo, cuyos orígenes datan en el siglo XIII; la iglesia de la Confraternitá dell`Assunta; o la Via dell`Amore, un sendero marítimo que conduce hasta su vecina Manarola.

Pero resulta imposible marcharse sin haber bajado al puerto y desde allí caminar unos cuantos metros por unas rocas para poder obtener una de las más impresionantes vistas que te llevarás de este viaje, sin lugar a dudas. Y más perfecto aun si se llega para el momento de la puesta de sol. 

Manarola

Pero el título al atardecer más impresionante se lo lleva Manarola, ya que desde el camino que va bordeando el acantilado hacia el mirador Punta Bonfiglio se puede contemplar una de las vistas panorámicas por excelencia, con el pueblo de postal, con sus casas de colores tan características, y el sol ocultándose en el mar.

Este es el pueblo más célebre, y una de las razones por las que Cinque Terre ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata de otro pueblo de gran encanto arraigado a una colina, con puerto propio y un área donde darse un baño en sus aguas denominada la Marina di Manarola. 

Paseando por el pueblo se aconseja caminar por la Via di Mezzo, donde se ubica gran parte de la oferta gastronómica, con una amplia variedad de restaurantes y bares y descubrir también la Iglesia de San Lorenzo, de fachada gótica, dedicada a la Natividad de la Virgen María.

Vernazza

Este pueblo de una belleza inigualable tiene la particularidad de encontrarse rodeando una península rocosa. Se puede llegar a él en tren o realizando un trekking por la montaña, en el que el entorno del recorrido será un placer de observar. Desde el puerto de Vernazza, de dimensiones acotadas, se puede ver prácticamente todo el pueblo, destacando la Iglesia de Santa Margherita di Antiochia y el Castillo de los Doria.

Para poder disfrutar del paisaje no hay mejor idea que subir hasta el mirador más frecuentado, que se ubica a unos 25 minutos en ascenso. El Sendero Azul, el más conocido de todos los caminos que unen a todos los pueblos de Cinque Terre, también tiene una vista privilegiada de este pueblo con casas de colores y un marco de olivos y viñedos muy especial.

Corniglia

Es el pueblo más singular de todos los que conforman Cinque Terre, y esto se debe por dos motivos: por un lado, es el pueblo de menor tamaño de este conjunto de pueblos paradisíacos, y, por otro lado, la más llamativa diferencia, que no tiene puerto por no poseer salida directa al mar.

De hecho, es un pueblo al que se puede acceder subiendo cerca de 400 escalones por la Scalinata Lardarina, o a bordo de un bus eléctrico, hasta llegar al desfiladero donde se ubica, a más de 100 mts. de altura. Al ser pequeño cuenta con pocas edificaciones atractivas para el turista, pero se pueden mencionar la Iglesia di San Pietro, de estilo gótico, el oratorio de Santa Caterina, y llegar hasta el mirador para admirar la visual de cuento en todo su esplendor.

Monterosso al Mare

Este último pueblo de Cinque Terre, el más habitado de toda esta región, es también distinto al resto ya que no se sitúa sobre la ladera de la montaña. Al no contar con la panorámica típica que uno espera encontrar en estos pueblos, muchos turistas deciden comenzar el paseo por los diferentes pueblos desde aquí. 

Uno de los motivos principales para visitarlo es que cuenta con una de las playas más largas de la zona, por lo que resulta un plan inmejorable para relajarse un rato, y también por tener uno de los centros históricos mejor conservados. En su casco antiguo se puede ver la Iglesia de San Giovanni Battista y también la Torre Aurora. De todas maneras, es mejor no perderse tampoco la estatua de casi 15 mts. de altura llamada “El Gigante”, en el área nueva de Monterosso al Mare, en honor a Neptuno.