Descubriendo el tesoro oculto de Luxemburgo

Luxemburgo es un destino que se ha mantenido a la sombra por mucho tiempo, poco promocionado, pero cada vez son más los turistas que eligen este pequeño país, para asombrarse con la riqueza de su patrimonio.

Sus construcciones defensivas, sus castillos medievales, sus pueblos con historia y sus paisajes de ensueño hacen de Luxemburgo un sitio cautivante que, sin lugar a dudas, se debe recomendar como un destino por conocer y explorar.

Palacio Gran Ducal

Este palacio de arquitectura renacentista es uno de los sitios obligados por conocer durante la visita a Luxemburgo. Se trata de la residencia oficial del Gran Duque, debiendo recordar que este país es un ducado, el único en el mundo, desde el año 1353.

Este edificio tan emblemático para este país, se construyó inicialmente para que funcionara como el ayuntamiento de la ciudad, aunque luego de que tomara varias funciones más, acabó siendo la sede de los duques. Solo es posible visitar su interior durante los meses de julio y agosto, pero aun si no se viaja durante esos meses, es fundamental acercarse a conocer esta construcción tan simbólica. 

Centro histórico

Perderse por su casco antiguo es un excelente plan, ya que éste cuenta con grandes monumentos para admirar. Es importante tener en cuenta que Luxemburgo se divide en la parte alta y la baja, siendo la conocida como Ciudad Vieja, una fuente de grandes joyas arquitectónicas para ver.

Entre sus principales atractivos históricos está la Catedral de Santa María, cuya construcción de estilo gótico estuvo en manos de los jesuitas en el siglo XVII; la Plaza de Armas, que posee una gran oferta de bares y restaurantes para poder distenderse; y la Plaza de Guillermo II, el centro neurálgico del centro histórico, donde actualmente se encuentra el Ayuntamiento.

Además, se puede realizar una excursión muy curiosa hacia las casamatas, unas galerías militares subterráneas que se extienden por kms., que fueron refugio para los soldados españoles y sus caballos en el año 1644.  

Puente Adolfo

Otro de los lugares por donde pasear es por el icónico Puente Adolfo, un puente realizado en piedra que cruza la ciudad. Son varios los puentes existentes en Luxemburgo, necesarios para facilitar la comunicación entre la ciudad alta y la baja.

El arco de este puente fue por mucho tiempo el más grande del mundo, motivo más que suficiente para conocerlo. Además, desde el puente se obtienen unas vistas inmejorables al espectacular Valle del Petrusse, uno de los pulmones verdes de la ciudad, y de la arquitectura de la misma.

Chemin de la Corniche

Uno de los paseos más representativos por Luxemburgo, y que todo turista debería hacer, es caminar por el sendero peatonal Chemin de la Corniche. Conocido también como “El balcón más lindo de Europa”, debe su fama a las vistas panorámicas, simplemente espectaculares, que se pueden apreciar desde allí.

Este mirador, que se encuentra en la parte alta de Luxemburgo, permite tener una mirada privilegiada de la zona baja, pudiendo contemplar las construcciones con fachadas de color y techos de color negro junto al río Alzette.

Grund

Recorrer el barrio bohemio de Grund, en la zona baja de Luxemburgo, es una gran alternativa, ya que sus calles empedradas y las fachadas tan pintorescas hacen de este lugar uno muy especial. Es un barrio lleno de rincones de gran belleza, con variedad de tiendas y restaurantes que serán la delicia de todo turista.

Entre los impostergables por ver se puede nombrar al Museo de Historia Natural y a la Abadía de Neumünster, cuyo destino durante la Segunda Guerra Mundial fue el de una prisión, hoy convertida en un centro cultural. De todas maneras, lo más recomendable en Grund es deambular sin rumbo por sus calles y descubrir el encanto que este barrio tiene para ofrecer.

Castillos en su patrimonio

A pesar de su acotado tamaño, Luxemburgo es dueño de un gran número de castillos, por lo que es una muy buena idea tomarse el tiempo y dedicar parte del viaje a conocer algunos de ellos.

El más famoso es el que se encuentra en el pueblo de Vianden, cuyos orígenes se remontan entre los siglos XI y XIII, y hoy se puede disfrutar su magia por haber pasado por un proceso de restauración que le devolvió todo su vigor.

Otros castillos que deben figurar en la nómina de imprescindibles es el castillo de Clervaux, de un peculiar color blanco que lo hace destacar; y el de Beaufort, que al no haber integrado los castillos que fueron restaurados, es el que permite comprender de manera más sencilla cómo vivían los habitantes del siglo XII por aquella época.  

Echternach

El pueblo de Echternach es el lugar ideal para organizar una escapada de un día. Por ser la población más antigua de Luxemburgo posee un centro histórico muy interesante, con algunas joyas arquitectónicas como la Basílica y la Iglesia de San Pedro y San Pablo.

Una de las actividades que más se disfrutan en este pueblo, conocido también como la pequeña Suiza, es alquilar una bicicleta y pasear por sus callejuelas y por los increíbles parques para poder relajarse.