Uno de los grandes destinos dentro de nuestro país es, sin dudas, el Norte. Tuve la suerte de visitar en varias oportunidades muchos de los lugares emblemáticos de las provincias de Salta y Jujuy.
Mi recorrido siempre comienza desde Salta capital, mayormente por tener familia viviendo allí, que aprovechamos entonces a visitar, y también, por qué no, no por nada se la conoce como Salta, la Linda. Dejando lugar para las reuniones familiares, realizamos los paseos obligados por la capital que, si bien ya conocemos, siempre son lindos de ver.
La Iglesia de San Francisco, con sus colores vibrantes como terracota y amarillo, hacen que sea imposible que pase desapercibida, a pesar de no estar ubicada frente a la plaza principal. Hace algunos años asistí a un casamiento por la noche por lo que pude apreciarla por dentro totalmente iluminada y debo decir que sus detalles son impresionantes. Tiene una gran torre de campanario de 54 mts. de altura, la más alta de Sudamérica. Siguiendo con el paseo, llegamos al Convento de San Bernardo, llamado así en honor al primer patrono de la ciudad de Salta en el siglo XVII. Se trata de una de las construcciones más antiguas de la ciudad, de estilo colonial y posee una gran puerta de madera tallada en una sola pieza.
Frente a la plaza se encuentra el cabildo histórico de Salta, está en perfecto estado de conservación y es muy interesante de recorrer por toda la carga histórica que contiene. Muy didáctico para todas las edades. Desde la terraza con las típicas arcadas hay una vista muy bonita de la plaza. La entrada es gratuita.
Otro de los imperdibles en el recorrido por esta ciudad es el MAAM, el principal museo donde se encuentra un importante hallazgo arqueológico como son los niños momia, que se encuentran perfectamente conservados desde hace más de 500 años. Sus restos fueron encontrados en el volcán Llullaillaco, lugar elegido por los incas para sus ceremonias rituales. Es altamente recomendable, fascinante de ver.
Cuando se viaja con niños, la idea de subirse a un teleférico es un gran programa, y la subida o bajada del Cerro San Bernardo se puede hacer por este medio. También se puede realizar a pie. Al llegar a la cima hay un mirador y cafetería.
Algo más alejado de la ciudad, solo 10 kms. los separan, se encuentra San Lorenzo, un barrio veraniego con viviendas con grandes parques. Lo cruza un río que baja de las montañas y está rodeado de naturaleza selvática. Es perfecto para una cabalgata o caminatas.
Purmamarca: a menos de 3 hrs. de Salta capital se encuentra Purmamarca, uno de los pueblos más pintorescos que recuerdo haber visitado en el Norte, parada obligada en todos mis viajes a Salta y Jujuy. Es un pueblo pequeño ideal para recorrer sus calles. Su plaza central tiene la típica feria de artesanías, donde algo siempre llama mi atención, y aunque mucho de lo que se ofrece se puede encontrar en otros pueblos vecinos buscar aquello novedoso siempre me resulta un desafío entretenido. La plaza está rodeada por edificios antiguos y por la Iglesia Santa Rosa de Lima, cuyos inicios datan del 1648 y fue declarada Monumento Histórico Nacional. Al costado de esta linda capilla estilo colonial se encuentra el histórico algarrobo con más de 650 años.
De fondo, como broche, se encuentra la majestuosidad del Cerro de los 7 colores. Este cerro les debe su nombre a los 7 colores de los distintos minerales que lo forman, logrando ese colorido único. Partiendo del pueblo hay un camino que se llama el Paseo de los Colorados, que son 3 kms. de recorrido por el cerro para hacer en auto o caminando. Si están con niños recomiendo primero hacerlo en auto y después comenzar a pie hasta donde se logre llegar, aprovechando los puntos panorámicos para sacar varias fotografías.
En Purmamarca probé por primera vez el tamal, comida típica de Jujuy. Se presenta envuelto con chala y están realizados con harina de maíz relleno con una pasta de carne y otros ingredientes. Me resultó interesante tener la posibilidad de probar una de las comidas tradicionales del lugar.
A 65 kms. de Purmamarca se encuentran las Salinas Grandes, las terceras más grandes de América del Sur. Si no contás con auto propio se puede llegar con un tour desde Purmamarca. Es una inmensa planicie de sal que se pierde en el horizonte. Es de origen volcánico donde se generaron aguas mineralizadas y saladas que al evaporarse posteriormente formaron las salinas. Al llegar al lugar hay un parador donde venden recuerdos y esculturas pequeñas talladas en sal. El recorrido se debe hacer con un guía, a quien se va siguiendo con el auto propio por los caminos internos hasta las distintas paradas. Una de ellas son los piletones de cristalización donde se detalla la extracción de sal. La segunda y última es en los ojos del salar que son estanques de agua subterránea de una belleza increíble. El guía cobra por auto y son ellos también quienes hacen de fotógrafos, y sugiriendo distintas poses logran muy buenas fotografías familiares.
Fui en dos ocasiones, la primera de ellas recuerdo que en verano, y hay que tener en cuenta que al ser época de lluvias muy probablemente el suelo estará cubierto por un espejo de agua. Como consejo llevar protector solar ya que el efecto de la sal en el suelo es como el de la nieve y es recomendable también anteojos de sol ya que el reflejo del mismo en el suelo blanco puede enceguecer.
Mi recorrido acá no se detiene, más adelante seguiré relatando mi experiencia para ayudarte en tu viaje.