Quiero norte – parte II

Continuando con mi recorrido por las provincias de Salta y Jujuy, y ya habiendo escrito sobre las bondades de Salta Capital, Purmamarca y las Salinas Grandes es que me detengo en los siguientes destinos:

Humahuaca: A una hora aproximadamente de Purmamarca se encuentra Humahuaca. Llegamos para recorrerlo brevemente y luego dirigirnos hacia nuestro destino principal, el Hornocal. El Cabildo es de los edificios más pintorescos de Humahuaca, su fachada colonial con la torre de campanario llama la atención. Se debe estar allí a las 12 del mediodía ya que al sonar las campanas se puede ver salir a San Francisco Solano para dar su bendición. Continuamos por el Monumento a los Héroes de la Independencia para el que contratamos a un guía, ya que resultaba más interesante comprender su historia y no solo admirar su obra. Subiendo por la larga escalera se tiene en lo más alto una muy linda vista de la ciudad y de la feria que se encuentra a sus pies. Como mencioné anteriormente, como complemento de nuestra visita a Humahuaca, a 25 kms. de esa ciudad, se encuentra el Hornocal, o Cerro de los 14 colores. Simplemente indescriptible la belleza de ese lugar. Sus 14 tonos van adquiriendo mayor intensidad por los rayos de sol durante la tarde, el mejor horario para realizar la visita. Para ingresar al Hornocal se debe pagar una entrada por auto que es simbólica, muy económica. 

Tilcara: es un pueblo lleno de vida, en el centro hay restaurantes y bares de los cuales salen sonidos de música folclórica que te invitan a formar parte. Hay locales de decoración donde quisieras poder comprar todo lo que ofrecen en cuanto a sus productos artesanales. También es un lugar que recuerdo por haber comido las mejores empanadas típicas.

Uno de sus puntos más visitados es el Pucará de Tilcara, cuyo término significa fortaleza en quechua. Es un sitio arqueológico en donde se puede recorrer el poblado prehispánico, en el que hoy se pueden ver las ruinas de sus muros de piedra y barro, cimientos, patios y corrales. Se instaló sobre un cerro como punto estratégico de defensa proporcionando una visión amplia de su entorno. Al finalizar el paseo se llega a una gran ventana con marco de piedras que brinda una vista panorámica que realmente vale la pena.

Al lado del ingreso al Pucará, se encuentra el Jardín Botánico de Altura con varias plantas autóctonas, bien señalizadas con su nombre y variedades de cactus que lo hace interesante para quienes disfrutan de la botánica.

Otro de los atractivos de Tilcara es sin dudas la Garganta del Diablo. Se encuentra a 5 kms. del centro del pueblo. Se puede llegar en auto, pero si sos amante de las buenas vistas y paisajes únicos te recomiendo que vayas a pie. Incluso es posible llegar a toparte con llamas como fue mi experiencia. El trekking es de aproximadamente 2 horas, no es difícil, pero se van haciendo paradas para hidratarse y descansar. Al llegar hay que pagar un bono económico para luego hacer una media hora más hasta llegar a una cascada muy linda.

Iruya: El camino para llegar a Iruya resultó algo dificultoso, no soy una persona de sufrir vértigo, pero en varios momentos nos encontramos muy cerca del ripio. Y el susto era mayor cuando había que acercarse aún más a él para darle paso a un auto que venía por la mano contraria. 

Una de las primeras imágenes que uno puede ver al acercarse a Iruya es su iglesia de color amarillo con cúpula celeste. La Iglesia de San Roque y nuestra Señora del Rosario es de 1690 y el espectáculo que ofrece una construcción así, con esos colores, en contraste con la naturaleza que la rodea realmente es digna de ver. 

Iruya es un pueblo pequeño construído en la ladera, con calles adoquinadas y con las características casas de adobe y paja. Al estar ubicado en pendiente recorrer sus calles empinadas puede resultar cansador y hay que ir frenando para recuperar el aire y sobreponerse.

A pesar de que nuestra idea inicial era pasar la noche en el pueblo, el peligro de una tormenta que amenazaba con sus nubes nos hizo desistir ya que con las lluvias fuertes el río que se debe cruzar para llegar a Iruya se vuelve torrentoso e intransitable. Decidimos entonces partir antes del temporal.

De todas maneras, las horas que pasamos ahí nos permitió vagar por sus calles y realizar el camino hasta el mirador ya que es un paseo corto de media hora aproximadamente hasta llegar a la cima. Su nombre es Mirador de la Cruz y ofrece unas vistas espectaculares al pueblo y su entorno. Me llevé mucha paz de ese lugar.

De haber tenido más tiempo habríamos hecho el camino hasta San Isidro, un pueblo más pequeño aún pero el recorrido que se hace hasta él, de aproximadamente 2 o 3 horas bordeando el río, nos lo habían altamente recomendado.

El Norte de nuestro país, con sus paisajes imponentes y pueblos pintorescos merecen toda nuestra atención. Cuánto hay por recorrer y conocer!